Los Presidentes Morales, Lugo, Chávez y Correa abogan por Zelaya en el Bicentenario
La crisis política en Honduras, los riesgos que entraña a la democracia latinoamericana y la omnipresencia de Estados Unidos en la región, dominaron los festejos del Bicentenario del grito libertario de 1809.
APG
La incandescente situación política en Honduras, los riesgos que entraña a la democracia latinoamericana y la omnipresencia de Estados Unidos en la región, pese a su Presidente, Barack Obama, dominaron los festejos del Bicentenario de la revolución de La Paz contra el dominio español que reunió, entre miércoles y jueves, a cuatro Presidentes sudamericanos, cinco Cancilleres y 14 Alcaldes de Iberoamérica.
El Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, acusó a EEUU de estar detrás del gobierno de facto de Honduras y llamó a la unidad de la región para restablecer en sus funciones constitucionales al Presidente depuesto del país centroamericano, Manuel Zelaya.
"Acompañemos a Zelaya en su dignidad, en su batalla, en su lucha. Pido a todos que levantemos la atención hacia Honduras", insistió Chávez. La destituida Canciller de Honduras, Patricia Rodas, también presente en las celebraciones de la sede del gobierno boliviano, denunció que en su país se instaló un régimen de "terror y muerte" y, además, el "saqueo del erario público" hondureño. Rodas y Chávez anunciaron el retorno, en cualquier momento, de Zelaya -expatriado por la fuerza de su país a principios de julio, por el régimen civil militar golpista de Roberto Micheletti- a Honduras, "a costa, incluso, de su propia vida"."El Presidente Zelaya está dispuesto a ingresar a Honduras. (..) me dijo (en una conversación telefónica entre ambos, que) no voy a terminar dando lástima, prefiero morir en territorio hondureño", reveló Chávez. Chávez describió la situación "tensa" que vive Honduras estos días a tres semanas de instalado Micheletti en el gobierno de Tegucigalpa. "Miles de detenidos, asesinatos selectivos, radios y televisoras que no siguen la línea del gobierno golpista clausurados. Periodistas internacionales expulsados, persecución, terrorismo y un Presidente que fue echado", alertó.
El mandatario venezolano advirtió que la crisis política de Honduras podría derivar en una guerra civil de alcance regional. "Ojalá Dios no lo quiera, pero pudiera terminar en una guerra civil, que pudiera desparramarse sobre Centroamérica, que ya fue un volcán hasta hace poco tiempo y las cenizas están vivas por debajo de la tierra", afirmó. "Exijamos a quienes pueden detener esto que lo detengan, les hablo de Estados Unidos. Difícilmente alguien puede creer que los militares hondureños pueden haber dado un paso sin la luz verde del Pentágono", dijo. A su turno, el Presidente de Paraguay, Fernando Lugo, abogó por una América Latina "sin exclusiones, donde solamente la voz de los derechos humanos, de la dignidad, de la equidad, de la igualdad sean las voces que nos unan en un mismo sendero en un mismo camino".
Lugo hizo esas afirmaciones para saludar el discurso de integración y de unidad de sus homólogos y para descalificar el golpe militar en Honduras que depuso a Zelaya. En la misma corriente, el Presidente de Ecuador, Rafael Correa, que proclamó una "segunda independencia de Latinoamérica", proclamó que "la lucha de los pueblos latinoamericanos por la independencia y la justicia social aún no ha concluido y es necesario continuarla". Anotó que los latinoamericanos luchan por romper definitivamente los afanes de dominación de los grupos de poder mundial. Al dirigirse a la Canciller Rodas, el mandatario ecuatoriano le exhortó: "no se preocupe que los golpistas no pasarán".
El Presidente anfitrión, Evo Morales, representó que América Latina "vive un nuevo milenio que servirá para acabar con la dominación a la que fueron sometidos los pueblos y no depender más de las imposiciones de los imperios".
En un discurso que precedió a un desfile militar "bolivariano" con cadetes y tropas de varios países, Morales pidió en concreto acabar con la influencia del Comando Sur de EE.UU. entre los militares de América Latina y rechazar sus bases en la región. "No es posible que en este nuevo milenio hayan grupos militares (de A. Latina) que dependan del Comando Sur de Estados Unidos.
No es posible que las Fuerzas Armadas de Estados Unidos dirijan un golpe de Estado", dijo el mandatario. Morales enumeró los diversos golpes o dictaduras sufridos por las naciones latinoamericanas en su vida: Bolivia, 56; Guatemala, 36; Perú, 31, Panamá, 24; Ecuador, 23; Haití, 16; Santo Domingo, 16, y en Cuba, "antes de revolución" de Fidel Castro, nueve asonadas. En Brasil fueron diez golpes de Estado o dictaduras, en Chile, nueve; en Argentina, ocho; en Venezuela doce, la última en el año 2002 contra Chávez; en Colombia, ocho; y en Uruguay, cinco. El mandatario insistió en responsabilizar al Comando Sur del "golpe de Estado" en Honduras y dijo haber hablado hoy con sus homólogos invitados a La Paz sobre cómo terminar "con esa dependencia de las Fuerzas Armadas de Latinoamérica".
El gobernante también destacó que el pueblo de Honduras "está batallando frente a la dictadura y el golpe de Estado" y manifestó su convencimiento de que Zelaya volverá al poder. En un discurso centrado en el proceso de reformas que se verifica en Bolivia, pero orientado a la situación política en la región, el Alcalde de La Paz, Juan del Granado, clamó por la instauración de un régimen de libertad y dignidad en Latinoamérica.
"Es Bolivia, es La Paz, los que hoy estamos festejando este aniversario, somos nosotros, en este nuevo punto de partida. De aquí en adelante lo que tenemos que hacer el compromiso para los próximos 200 años de dotarle a la palabra y al concepto de libertad sus componentes más profundos soberanía, dignidad, inclusión, igualdad y calidad de vida", afirmó. Los festejos de 48 horas en La Paz, que conmemoró en grande los 200 años de la instauración del primer gobierno latinoamericano independiente del poder colonial de España, a principios del siglo XIX, y que irradió la ideología de la autonomía regional, encontraron su apogeo en un inédito desfile de fuerzas militares de Perú, Venezuela, Ecuador, Paraguay y Bolivia, junto a movimientos sociales e indígenas de estos países. La Paz cerró sus celebraciones con un festival de música folclórica en el capitalino estadio Hernando Siles.
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